Nuestra
Señora de la Evangelización es una Advocación Peruana
Mariana. Patrona de la Arquidiócesis de Lima.
Según una sólida tradición sustentada en las
crónicas más antiguas, la imagen de Nuestra Señora de la Evangelización
fue obsequiada a la recién creada Diócesis de Lima por el Emperador Carlos V de
España, alrededor del año 1540. Es por tanto, una de las imágenes más
antiguas de la región.
Ubicada
en el retablo mayor de la primera Catedral, la imagen de Nuestra Señora de la
Evangelización recibió el culto de los grandes santos peruanos y presidió los
célebres Concilios Limenses, de modo particular el tercero, que tanta
importancia tuvo para profundizar la primera evangelización de parte importante
de América Latina.
Ante
ella fue depositada, en medio de gran fiesta, la primera rosa florecida en la
ciudad por el primer Obispo de la diócesis, Fray Jerónimo de Loayza.
La
venerada imagen presidió la vida de la Iglesia Arquidiocesana de Lima, que tuvo
tanta importancia en la difusión del Evangelio desde Nicaragua hasta el Cabo de
Hornos. Ante Ella fue entonado el Te Deum con motivo de la Independencia
Nacional en 1821. Recientemente, la imagen fue restaurada, devolviéndole
su esplendor original, y colocada en el altar del Santísimo Sacramento en la
Catedral de Lima, donde recibe el culto de los fieles.
Considerando
la profunda vinculación de la Virgen con la historia de nuestra ciudad y de
nuestra patria, el 1ero de Febrero de 1985, durante su primera visita al Perú,
el Papa Juan Pablo II la coronó solemnemente, consagrándole la nación; y tres
años después, el 14 de Mayo, con ocasión del Congreso Eucarístico y
Mariano de los países Bolivarianos, el Santo Padre la honró de forma
extraordinaria al concederle la Rosa de Oro que hoy la Virgen sostiene es su
mano. Es así como su Solemnidad se celebra todos los 14 de Mayo.
El
Cabildo metropolitano honra diariamente a Nuestra Señora de la Evangelización
con una Misa celebrada en su capilla, donde los fieles reciben la Eucaristía,
rezándose a continuación el Santo Rosario y las Letanías Marianas del III
Concilio Limense, atribuidas a Santo Toribio de Mogrovejo, patrono del
Episcopado latinoamericano
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