MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO CATÓLICO EN PERÚ

¿ QUÉ VA PRIMERO, EL HUEVO O LA GALLINA?

Un simpático corto animado realizado por Christine Kim y Elaine Wu, estudiantes del Ringling College de Arte y Diseño, que nos cuenta la historia de un cerdo que tiene una peculiar adicción al consumo de huevos y que cuando se enamora de una pollita, tiene que elegir qué es lo primero … el huevo o la gallina.
Creo que podemos profundizar en esta ocasión sobre el valor de la fidelidad y las exigencias de un amor auténtico.


Elementos apostólicos
1. El verdadero amor implica la renuncia a uno mismo. En la naturaleza del amor está la generosidad, es decir la donación que no mide ni calcula, ni tampoco da a medias. El amor implica muchas veces sacrificio, renunciar a las propias comodidades, a los propios caprichos y planes. No quiere decir que vivir el amor sea una experiencia negativa que va en contra de uno mismo, pero no está exento de exigencias, al superar miradas egocéntricas y más bien pensar en el otro, qué necesita, qué puedo darle. Es exigente especialmente cuando se vive en la cultura del egoísmo. Me hacía pensar en esto porque el cerdo tuvo que hacer una opción que le fue difícil y dolorosa, renunció a su comodidad por un bien que reconoció mayor, vivir para otra persona y no sólo para sí mismo.

Providencialmente el Papa le habló ayer a un grupo de jóvenes de Asís sobre la importancia del compromiso en medio de una situación cultural que vivimos “…Aún más, la sociedad en la que ustedes nacieron privilegia los derechos individuales en lugar de la familia, estos derechos individuales, privilegian las relaciones que duran hasta que no surgen dificultades, y por esta razón a veces habla de relación de pareja, de familia y de matrimonio de forma superficial y equívoca. Sería suficiente ver ciertos programas de televisión: y se ven estos valores, ¿no? Cuántas veces, los párrocos – también yo, algunas veces lo he escuchado – oyen una pareja que viene a casarse: “Pero, ¿ustedes saben que el matrimonio es para toda la vida?”. “Ah, nosotros nos amamos tanto, pero…estaremos juntos mientras dure el amor. Cuando termina, uno por un lado y el otro por otro.” Es el egoísmo: cuando yo no siento, termino el matrimonio y me olvido de aquella “una sola carne” que no puede separarse. Es arriesgado casarse: ¡es riesgoso! Es aquel egoísmo que nos amenaza, porque dentro de nosotros todos tenemos la posibilidad de una doble personalidad: aquella que dice “yo, libre, yo quiero esto…”, y la otra que dice: “Yo, me, mi, conmigo, por mi…”: ¿eh? El egoísmo siempre, que regresa y no sabe abrirse a los otros.

2. La fidelidad, sustento de cualquier relación. El amor no se limita al sentimiento de primer momento, o a la experiencia intensa y deslumbrante inicial. Una auténtica relación de amor se construye y se mantiene en el tiempo. Este es el significado de la fidelidad y el compromiso. El “Si” se reitera una y otra vez, incluso cuando las dificultades aparezcan.

Hoy hay temor al compromiso. “¿y si me canso?” “¿si no me gusta?” “¿si un día me levanto y no quiero?” Ciertamente siempre hay debilidades, obstáculos que superar, pero no hay impedimentos reales que posibiliten vivir fielmente. Esta realidad se aplica a todas las relaciones de nuestra vida: con Dios, con uno mismo, con los demás.

Continuando con las palabras del Papa, él menciona otro elemento de nuestra cultura que entorpece el compromiso: “…la otra dificultad es esta cultura del provisorio: parece que nada sea definitivo. Todo es provisorio. Como dije recientemente: pero el amor, hasta que dura. Una vez oí un seminarista – bueno, ¿eh? – que decía: “Yo quiero ser sacerdote pero por diez años. Luego volveré a pensar”. Pero… ¡es la cultura de lo provisorio, y Jesús, no nos ha salvado provisoriamente: nos ha salvado definitivamente!”

Generosidad y fidelidad, dos elementos clave para entender el amor auténtico. Dos cualidades que se manifiestan ejemplarmente en el Amor de Dios, encarnado en su entrega que lo llevó incluso a dar su propia vida por todos nosotros.



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