A mediados del siglo XVII los negros de Angola formaron la cofradía de Pachacamilla y levantaron una edificación en donde uno de ellos pintó en la pared la preciosa imagen de Cristo.
El 13 de noviembre de 1655 un fuerte
terremoto sacudió a Lima y Callao haciendo caer muchos edificios y causando
miles de muertos. Todas las paredes de la Cofradía de los angoleños se cayeron,
pero el muro de adobe con la imagen del Cristo permaneció en pie perfectamente,
lo que fue considerado un verdadero milagro.
Cada año aumentó la fe al que llamaron
Señor de los Milagros y hoy en día su procesión por las calles de lima en el
mes de octubre congrega a millones de personas de diferentes partes del mundo.
HIMNO
NAZARENO
SEÑOR DE LOS MILAGROS,
AQUI VENIMOS EN PROCESIÓN
TUS FIELES DEVOTOS
A IMPLORAR TU BENDICIÓN.
Faro que guía
a nuestras almas
la fe, esperanza, la caridad,
tu amor divino
nos ilumine,
nos haga dignos de tu bondad.
Con paso firme
de buen cristiano,
hagamos grande nuestro Perú
y unidos todos,
como una fuerza,
te suplicamos,
nos des tu luz.
Carta
de S.S. Juan Pablo II por los 350 años de la venerada imagen del Sr. de los
Milagros
Vaticano, 21 de septiembre de 2001
Al Señor Cardenal Juan Luis Cipriani
Thorne, Arzobispo de Lima
1. Con motivo de las especiales
celebraciones que tienen lugar al cumplirse el 350° aniversario de la imagen
del Señor de los Milagros, patrono de Lima y venerado en el Santuario de Las
Nazarenas, deseo hacer llegar un afectuoso saludo a esa comunidad cristiana
que, bajo la guía de sus Pastores, da gracias a Dios por los beneficios
recibidos durante siglos y, especialmente, por el don de la fe, robustecida con
la ayuda de esa devoción hondamente arraigada en tantas generaciones limeñas.
Así como antaño las gentes de toda
condición y origen, sencillas o nobles, pusieron confiadamente sus ojos en el
Cristo doliente en la cruz y acudían con fervor a Pachacamilla, también hoy se
invita a los cristianos a no quedarse en meras palabras, sino que contemplen el
rostro del Señor, reflejen su luz y lo hagan resplandecer ante las generaciones
del nuevo milenio (cf. Novo millennio ineunte, 16. 28).
2. Por eso me satisface saber que esta
significativa conmemoración, centrada sobre todo en la llamada "Cuaresma
Limeña", tiene un carácter eminentemente jubilar, de gracia y de perdón,
de conversión sincera y de reconciliación, con el propósito de vivir
profundamente el misterio de la cruz en la cual Cristo ha redimido a todo el
género humano.
En efecto, en Él está la salvación al
vencer en la cruz el pecado y su poder tiránico, para que todos participen con
Él en la gloria de la resurrección. Ésta es la experiencia de los devotos y
peregrinos, agobiados a veces, por el peso de sus faltas, de su debilidad o de
otras muchas preocupaciones que atenazan su corazón. Ellos sienten muy dentro
las palabras de Jesús: "Venid a mí..., y yo os daré descanso" {Mt 11,
28). Junto a Él, con la fuerza de la gracia que nos sigue dispensando
abundantemente, especialmente a través de los sacramentos, hallaremos también
nosotros el arrojo de Pedro para adentramos de nuevo en las aguas, a pesar de
los presentimientos más sombríos (cf. Le 5, 4).
3. En esta circunstancia, me siento
unido espiritualmente al gozo de tantos limeños y peruanos por esta oportunidad
singular de encontrarse de nuevo con Cristo, que ha querido manifestar su
cercanía entrañable a través de esa imagen secular, exhortándoles ardientemente
a renovar su fe y a fortalecer su esperanza. Cada uno de ellos, como también el
pueblo peruano en su conjunto, no ha de caer en el desánimo ante las
circunstancias adversas ni buscar extraños e ilusorios refugios. Las palabras
de Jesús siguen siendo fuente inagotable de vitalidad: "En el mundo
tendréis .tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo" (Jn 16, 33).
Ruego al Señor de los Milagros que
proteja a los limeños, convierta a quienes llevan a hombros su imagen en
portadores de Cristo también con su fe y su testimonio de vida intachable,
transforme en verdaderos imitadores de Jesús a quienes visten la túnica
nazarena y derrame su gracia sobre cuantos le invocan con devoción.
Mientras encomiendo a la Virgen María,
la más fiel seguidora de su Hijo hasta la Cruz, a la Comunidad carmelita que
continúa la tradición de las "fíeles guardianas y cuidadoras" de la
venerada imagen, así como a los Pastores y fieles de Lima, les imparto con
afecto la Bendición Apostólica.
Vaticano, 21 de septiembre de 2001,
fiesta de san Mateo, Apóstol.
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