MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO CATÓLICO EN PERÚ

TRES CONSEJOS DEL PAPA FRANCISCO PARA UN MATRIMONIO FELIZ Y DURADERO

1- La oración del esposo por la esposa y de la esposa por el esposo:


«Cuando un hombre y una mujer celebran el sacramento del Matrimonio, Dios, por así decir, se “refleja” en ellos, imprime en ellos el carácter indeleble de su amor. Un matrimonio es la imagen del amor de Dios con nosotros, es muy bello. También Dios, en efecto, es comunión: las tres Personas del Padre, el Hijo y del Espíritu Santo viven desde siempre y para siempre en unidad perfecta. Y es justamente éste el misterio del Matrimonio: Dios hace de los dos esposos un sola existencia.
¡Realmente hay un designio maravilloso en el sacramento del Matrimonio! Y se lleva a cabo en la simplicidad y también la fragilidad de la condición humana. Sabemos muy bien cuántas dificultades y pruebas conoce la vida de dos esposos... Lo importante es mantener vivo el vínculo con Dios, que es la base del vínculo matrimonial.
El verdadero vínculo es siempre con el Señor. Cuando la familia reza, el vínculo se mantiene. Cuando el esposo reza por la esposa y la esposa reza por el esposo ese vínculo se hace fuerte. Uno reza con el otro y por el otro».

2- No terminen el día en el que han peleado sin hacer las paces:


«Es verdad que en la vida matrimonial hay tantas dificultades, muchas, ¿no? Que el trabajo, que el sueldo no alcanza, los chicos tienen problemas, tantas dificultades. Y tantas veces el marido y la mujer se ponen un poco nerviosos y pelean entre ellos, ¿o no? Pelean, ¿eh? ¡Siempre! Siempre es así: ¡siempre se peleas, eh, en el matrimonio! Pero también, algunas veces, vuelan los platos ¿eh? Ustedes se ríen, ¿eh? pero es la verdad. Pero no nos tenemos que entristecer por esto. La condición humana es así.
El secreto es que el amor es más fuerte que el momento en el que se pelea. Y por esto yo aconsejo a los esposos siempre que no terminen el día en el que han peleado sin hacer la paz. ¡Siempre! Y para hacer la paz no es necesario llamar a las Naciones Unidas para que vengan a casa a hacer las paces. Es suficiente un pequeño gesto, una caricia: ¡Chau y hasta mañana! Y mañana se empieza de nuevo. Esta es la vida, llevarla adelante así, llevarla adelante con el coraje de querer vivirla juntos. Y esto es grande, es bello ¿eh?».

3- Utilizar siempre las “tres palabras mágicas” - permiso, gracias, perdón:


«Es una cosa bellísima la vida matrimonial y tenemos que custodiarla siempre. Algunas veces yo he dicho aquí que una cosa que ayuda tanto en la vida matrimonial; son tres palabras que se deben decir siempre, que tienen que estar en casa: “permiso, gracias, disculpa”. Las tres palabras mágicas, ¿eh? Permiso, para no ser invasivo en la vida de los conyugues. “Permiso, ¿qué te parece, eh?” Permiso, me permito ¿eh?”
¡Gracias! Agradecer al conyugue: “pero gracias por aquello que hiciste por mí, gracias por esto”. La belleza de dar las gracias.
Y como todos nosotros nos equivocamos, aquella otra palabra que es difícil de decir, pero que es necesario decirla: perdona, por favor, ¿eh? ¡Disculpa!
Permiso, gracias y disculpa. Repitámoslo juntos. Permiso, gracias y disculpa. Con estas tres palabras, con la oración del esposo por la esposa y de la esposa por el esposo y con hacer la paz siempre, antes de que termine el día, el matrimonio irá adelante. Las tres palabras mágicas, la oración y hacer la paz siempre. El Señor los bendiga y recen por mí. ¡Gracias!».

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