El Movimiento Familiar Cristiano (MFC), nacido en la Argentina y extendido a numerosos países, recordó el pasado 30 de octubre a su fundador, el padre Pedro Richards, sacerdote pasionista, al cumplirse el VIII aniversario de su fallecimiento.
Si bien era descendiente de europeos (Irlanda), su país de origen fue la Argentina. Nació en la ciudad de Buenos Aires el 31 de diciembre de 1911, en el hogar de Juan Richards y Julia Kehoe, prototipo de familia cristiana. Ahí fue donde el padre Pedro y su hermano Federico (también sacerdote pasionista) percibieron el llamado a la vocación sacerdotal y sintieron todo el calor de hogar para ofrecerse a Dios, en seguridad y libertad.
En 1933 ingresó en la Congregación de los Padres Pasionistas. Cursó sus estudios en Buenos Aires y Córdoba. La Filosofía la estudió en el seminario de Edimburgo. El 25 de agosto de 1940 fue ordenado sacerdote. Durante diez años actuó celosamente como misionero en ciudades y pueblos, en estancias y campos. Cruzó el Río de la Plata y su actividad se extendió desde el interior del Uruguay y de la Argentina hasta las ciudades de Buenos Aires y Montevideo.
En 1948 inició su actividad en el campo de la pastoral familiar, que no abandonaría ya en toda su vida. Únicamente por un sentido providencial de Dios se explica esta dedicación al apostolado del hogar, que luego irá acrecentándose con el transcurso de los años.
Entre 1950 y 1952 experimentó los primeros resultados de un nuevo método: las reuniones de equipos de matrimonios y las revisiones anuales en torno a un retiro de tres días. Dos signos históricos que el Movimiento Familiar Cristiano no podrá olvidar después.
En 1952 viajó a Roma como capitular de su Congregación, y aprovechó para establecer contactos con otros Movimientos Familiares de Europa y de los Estados Unidos.
En 1953 el Consejo Nacional de Bienestar de los Estados Unidos le confirió una condecoración por su labor familiar en América. Su nombre ya tiene fama mundial.
En 1955, invitado por el cardenal Luque, arzobispo de Bogotá (Colombia), da unas conferencias a laicos y charlas al clero en las que expone su preocupación por la familia en América.
Este mismo año el superior general de su Congregación, padre Pedro Malcolm Lavalle CP, lo libera de su responsabilidad de misionero y se dedica a tiempo completo al MFC de América Latina durante unos años.
Poco después, con motivo del primer Encuentro Latinoamericano y al crearse el Secretariado General es nombrado asesor para toda América. A la vez que asiste al Congreso de los laicos en Roma (1957), efectúa un largo viaje por casi todos los países de América Latina, dejando fundado el Movimiento en Ecuador, Bolivia, México y Cuba.
En 1960 en la II Asamblea General Latinoamericana (AGLA) es reelegido asesor general. Funda el MFC en América Central. Es llamado a Roma como consultor de la Comisión de Apostolado de los laicos, preparatoria del Concilio Vaticano II. Viaja al Congreso del “Family Life Bureau”, de San Antonio de Texas (1960).
En el AGLA que tiene lugar en Lima fue declarado “asesor fundador del MFC”, con todos los honores y derechos, quedando jurídicamente sustentada su función orientadora en el continente.
En 1965 fue invitado a participar en la reunión del CICOP en Chicago, y en agosto del mismo año a la XIV Convención del Christian Family Movement de los Estados Unidos.
En 1966 se dedicó a la atención de dirigentes, predicación de retiros por otros países y, sobre todo, al nuevo Instituto de Formación Familiar (CIEF), con sede en Montevideo.
En 1967 asistió al Congreso de los Laicos y a la reunión convocada por la Comisión Familiar de la OIC en Roma, a la IV Reunión de la Confederación Internacional de Movimientos Familiares Cristianos, en Madrid, y al AGLA de Buenos Aires, además de sus habituales preocupaciones.
Juan Pablo II, al crear el Consejo Pontificio de la Familia, lo nombró Consultor, y es director de “Digesto Familiar” que se distribuye desde la capital del Uruguay.
El padre Pedro Richards fue uno de los 10 expertos nombrados por el papa Juan Pablo II para el Sínodo de la Familia de 1980. Sus conferencias en los Estados Unidos, México, Colombia y demás países de la América hispanoparlante le permitió cooperar en la renovación familiar auspiciada por la “Familiaris consortio”.
A fin de instrumentar la “Humanae vitae” fundó CENAPLANF (Centro Nacional de Planificación Natural de la Familia).
Miembro de la Congregación Pasionista, alternó sus actividades a favor de la Familia con las Misiones Rurales. La “Cristoterapia” (recibida de su fundador en la Universidad “Gonzaga” de Spokane) le permitió hacer significativos aportes a la Consejería Familiar.
Toda esta actividad, un espíritu incansable y unos 50.000 matrimonios en toda América Latina fue la cosecha de aquella simiente preparada entre 1948 y 1967. Murió el 30 de octubre de 2004.+
Si bien era descendiente de europeos (Irlanda), su país de origen fue la Argentina. Nació en la ciudad de Buenos Aires el 31 de diciembre de 1911, en el hogar de Juan Richards y Julia Kehoe, prototipo de familia cristiana. Ahí fue donde el padre Pedro y su hermano Federico (también sacerdote pasionista) percibieron el llamado a la vocación sacerdotal y sintieron todo el calor de hogar para ofrecerse a Dios, en seguridad y libertad.
En 1933 ingresó en la Congregación de los Padres Pasionistas. Cursó sus estudios en Buenos Aires y Córdoba. La Filosofía la estudió en el seminario de Edimburgo. El 25 de agosto de 1940 fue ordenado sacerdote. Durante diez años actuó celosamente como misionero en ciudades y pueblos, en estancias y campos. Cruzó el Río de la Plata y su actividad se extendió desde el interior del Uruguay y de la Argentina hasta las ciudades de Buenos Aires y Montevideo.
En 1948 inició su actividad en el campo de la pastoral familiar, que no abandonaría ya en toda su vida. Únicamente por un sentido providencial de Dios se explica esta dedicación al apostolado del hogar, que luego irá acrecentándose con el transcurso de los años.
Entre 1950 y 1952 experimentó los primeros resultados de un nuevo método: las reuniones de equipos de matrimonios y las revisiones anuales en torno a un retiro de tres días. Dos signos históricos que el Movimiento Familiar Cristiano no podrá olvidar después.
En 1952 viajó a Roma como capitular de su Congregación, y aprovechó para establecer contactos con otros Movimientos Familiares de Europa y de los Estados Unidos.
En 1953 el Consejo Nacional de Bienestar de los Estados Unidos le confirió una condecoración por su labor familiar en América. Su nombre ya tiene fama mundial.
En 1955, invitado por el cardenal Luque, arzobispo de Bogotá (Colombia), da unas conferencias a laicos y charlas al clero en las que expone su preocupación por la familia en América.
Este mismo año el superior general de su Congregación, padre Pedro Malcolm Lavalle CP, lo libera de su responsabilidad de misionero y se dedica a tiempo completo al MFC de América Latina durante unos años.
Poco después, con motivo del primer Encuentro Latinoamericano y al crearse el Secretariado General es nombrado asesor para toda América. A la vez que asiste al Congreso de los laicos en Roma (1957), efectúa un largo viaje por casi todos los países de América Latina, dejando fundado el Movimiento en Ecuador, Bolivia, México y Cuba.
En 1960 en la II Asamblea General Latinoamericana (AGLA) es reelegido asesor general. Funda el MFC en América Central. Es llamado a Roma como consultor de la Comisión de Apostolado de los laicos, preparatoria del Concilio Vaticano II. Viaja al Congreso del “Family Life Bureau”, de San Antonio de Texas (1960).
En el AGLA que tiene lugar en Lima fue declarado “asesor fundador del MFC”, con todos los honores y derechos, quedando jurídicamente sustentada su función orientadora en el continente.
En 1965 fue invitado a participar en la reunión del CICOP en Chicago, y en agosto del mismo año a la XIV Convención del Christian Family Movement de los Estados Unidos.
En 1966 se dedicó a la atención de dirigentes, predicación de retiros por otros países y, sobre todo, al nuevo Instituto de Formación Familiar (CIEF), con sede en Montevideo.
En 1967 asistió al Congreso de los Laicos y a la reunión convocada por la Comisión Familiar de la OIC en Roma, a la IV Reunión de la Confederación Internacional de Movimientos Familiares Cristianos, en Madrid, y al AGLA de Buenos Aires, además de sus habituales preocupaciones.
Juan Pablo II, al crear el Consejo Pontificio de la Familia, lo nombró Consultor, y es director de “Digesto Familiar” que se distribuye desde la capital del Uruguay.
El padre Pedro Richards fue uno de los 10 expertos nombrados por el papa Juan Pablo II para el Sínodo de la Familia de 1980. Sus conferencias en los Estados Unidos, México, Colombia y demás países de la América hispanoparlante le permitió cooperar en la renovación familiar auspiciada por la “Familiaris consortio”.
A fin de instrumentar la “Humanae vitae” fundó CENAPLANF (Centro Nacional de Planificación Natural de la Familia).
Miembro de la Congregación Pasionista, alternó sus actividades a favor de la Familia con las Misiones Rurales. La “Cristoterapia” (recibida de su fundador en la Universidad “Gonzaga” de Spokane) le permitió hacer significativos aportes a la Consejería Familiar.
Toda esta actividad, un espíritu incansable y unos 50.000 matrimonios en toda América Latina fue la cosecha de aquella simiente preparada entre 1948 y 1967. Murió el 30 de octubre de 2004.+
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